La vida de la vid está marcada por los cambios de estaciones, es decir, por las variaciones en la temperatura media y humedad…

INVIERNO

PODA + ABONO TIERRA + TRATAMIENTO

Este ciclo empieza algunas semanas después de la vendimia.

Las hojas han ido cayendo hasta dejar desnuda la estructura de la vid y la planta se ha adormecido porque la savia ha dejado de circular.

Es el tiempo del frío, de los días breves y del descanso para la cepa, porque al viticultor de Camesía le ha llegado el momento de realizar la importante tarea de la poda.

Esta poda invernal está destinada a limitar la naturaleza de la vid, pues con ella el hombre hace que la vid crezca menos y concentre toda su energía en dar buen fruto.

También en el invierno se abona la tierra si ésta lo requiere, y se realizan algunos tratamientos contra plagas y parásitos.

PRIMAVERA

Cuando comienza a aumentar el número de horas de sol y las temperaturas medias superan los 10ºC, se inicia el despertar biológico de la planta, prueba de ello es que las heridas que se le hicieron a la planta durante la poda comienzan a llorar, pues las  raíces han absorbido la humedad del subsuelo y la savia ha comenzado a recorrer el tallo.

Muy poco después, en cuanto la temperatura asciende un poco más, las células de las yemas, que habían permanecido paradas, comienzan a desarrollarse, mostrando las primeras hojas en un fenómeno denominado desborre.

Según avanza el tiempo, nacen otras hojas, nuevos sarmientos y unos diminutos racimos.

En estos momentos, la planta muestra una enorme actividad que, sin embargo, puede ser negativa a medio plazo.

De modo que el viticultor de Camesía  elimina brotes no deseados que, de seguir creciendo, limitarían el engorde de la uva.

Y al final de la primavera, cuando la vid se ha vestido de un espléndido follaje verde, de los pequeños racimos se desprende un capuchón, con lo que la pequeña flor queda libre, y con ella el polen que puede ser ya transportado por los insectos para conseguir la polinización.

A partir de este momento, y aunque en la mitad de los casos las flores se secan, en la otra mitad los ovarios se transforman en frutos (las uvas) y los óvulos se convierten en semillas (las pepitas).

VERANO

La formación de las uvas es un proceso lento y da como resultado un pequeño granito de color verde intenso que, primeramente, se elimina de forma autónoma.

Ahora bien, cuando alcanza el tamaño aproximadamente de un guisante, el fruto comienza a teñirse del color característico de esa variedad (azulado, rojizo, amarillo…) y pasa a ser alimentado por la actividad general de la planta.

Eso significa que irá engordando según la disponibilidad de agua que tenga la vid y el alimento que ésta pueda procesar.

Durante la maduración de la uva, que tiene lugar a lo largo del verano con ayuda del calor de la estación y del sol, la enorme cantidad de sustancias ácidas que la uva tenía en su inicio se van perdiendo para dar paso a una elevada proporción de azúcares, dentro de las cuales cada variedad sintetiza los principios sápidos y aromáticos que la diferencian del resto.

El verano es una época complicada para el agricultor, porque son muchos los peligros que corre el fruto: el exceso de sol lo puede quemar, el frío puede impedir que madure, una lluvia fuerte podría provocar su podredumbre y una sequía prolongada podría dejar la uva sin jugo.

A ello se añade que en este momento la vid es muy sensible a los ataques de plagas e insectos, de modo que esta es la época elegida en muchos casos para dar nueva ronda de tratamientos fitosanitarios.

OTOÑO: VENDIMIA

Habitualmente, la maduración óptima de la uva coincide con el descenso de las temperaturas: ha llegado la hora de la vendimia.

Para que ésta sea perfecta tienen que darse dos condiciones: que se realice en el momento oportuno y que se haga de forma delicada y rápida.

Elegir el momento no es sencillo: al retrasarla se puede obtener algún grado más de azúcar, pero se corre el riesgo de que una helada temprana.

La vendimia impregna de olores de mosto las zonas productoras y llena de bullicio las viñas.

Una vez terminada ésta, la actividad se centra en las Bodegas de Camesía  mientras que las cepas terminan de desprenderse de sus hojas e inician una vez más su parada invernal. El círculo se cierra.